martes, 9 de septiembre de 2014

las tardes doradas de la literatura inglesa


En esta dorada tarde
sin prisas nos deslizamos 
pues son bracitos pocos diestros
los que manejan los remos
pretendiendo, en vano, con sus manitas guiar nuestro vagabundeos
L.C

Mi admiración por lo inglés es casi ilimitada. No sé bien dónde radica el secreto de ese pueblo pero sospecho que es un equilibrio perfecto entre lo de fuera y lo de dentro. No conozco una nación más interesada por el mundo, más cosmopolita y, al mismo tiempo, más casera, más insular, más reconcentrada en lo suyo. Una cosa que me gusta especialmente son los detalles mínimos de su historia, que, en algún momento, se convierten en universales. Hay una de esas historias que me parece increíblemente british. La de Charles Dodgson, su colega el reverendo Duckworth y tres niñas de la familia Liddell: Lorina, Alice y Edith montados en un bote, remontando el río, una espléndida tarde de verano, preparados para una merienda campestre en los prados de Godstow, a pocas millas de Oxford. Dodgson en la proa, inventaba cuentos a las niñas y Duckworth, en popa, cantaba. Las niñas, a ratos, podían coger los remos. El cielo azul, sin nubes y el agua cristalina, como un espejo. Al desembarcar empezaba la merienda con té y bizcochos, los juegos y los cuentos. Todo perfectamente británico. El cómo un tímido y muy especial diácono de Oxford, profesor de matemáticas, tartamudo y superdotado fue capaz de inventar un cuento victoriano que parece más un acertijo lleno de enigmas es un misterio que solo puede pasar en Inglaterra. Pero ocurrió. La pequeña Alice se metía en la madriguera de un conejo blanco y se encontraba en un mundo de absurdos, disparates y paradojas lógicas que se convirtió en un mito literario. Así fue como el joven tutor de matemáticas, alto y siempre vestido de negro, fue capaz de convertir una perfecta y dorada tarde de verano inglés junto a un río en el universal país de las maravillas.
Manuscrito original de Alice’s Adventures 
Under Ground (British Library)

1 comentario:

  1. Maravilloso post con un título de lo más acertado. (Y a ver si nos prodigamos más, Srta. Efímera).

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